Eine Karte und Eindrücke / un mapa y impresiones
Nach Regen folgt Sonnenschein, so wie im richtigen Leben. Der Sonnenschein bringt höhere Temperaturen und so starte ich die sechste Etappe schon um 8:20 Uhr. Kurz nach dem Verlassen des Hotels treffe ich auf Claudia aus Barcelona. Sie ist mit Jorge, ebenfalls aus Barcelona, unterwegs. Wir pilgern gemeinsam bis La Mesa. Der Stromausfall Ende April auf der iberischen Halbinsel und die Wohnungsnot in Barcelona sind Themen der Unterhaltung am Morgen. Wir laufen dabei über eine Nebenstraße. Die grüne Landschaft und der blaue Himmel macht die Umgebung sehenswert.
Nach knapp 4 Kilometern kommt La Mesa in Sicht. In der Herberge nehmen wir noch einen Kaffee oder ein Aquarius. An der Bar erfahre ich, dass es auf den nächsten 12 Kilometern nur noch Natur folgt. Kein Dorf, keine Bar, Nichts.
Ich beende die Pause etwas früher als meine Begleitet und mache mich allein auf den Weg. Es folgt ein steiler Anstieg wieder auf einer Nebenstraße. Hier gilt es gute 175 Höhenmeter zu überwinden und es wird mir schon warm. Es ist allerdings erst kurz nach halb zehn. Auf dem Anstieg treffe ich eine andere Pilgerin. Wir beginnen eine Unterhaltung auf Spanisch. Ich merke schnell, die junge Frau ist keine Spanierin. Ich frage nach und habe Hannah aus Berlin vor mir. Für Sie und mich ist es eine Gelegenheit während des Pilgerns mal wieder auf Deutsch zu sprechen. So setzen wir den Weg gemeinsam fort.
Wenig später führt der Camino auf einen Feldweg. Vor uns, in der Tiefe kommt der Stausee von Grandes de Salime in Sicht. Es ist ein schönes Bild, die grüne Umgebung, der hellblaue Himmel über uns und der dunkelblaue See im Tal. Kurze Zeit später laufen wir auf das nette Paar aus Madrid, Angeles und Pedro auf. Ich stelle den Beiden Hannah vor. Wir reden ein wenig, laufen dann aber getrennt weiter. Es geht zunächst über einem steilen Zick Zack Weg abwärts. Es ist der längste Abstieg des Camino, bei dem es 700 Höhenmeter nach unten geht. Die 6 Kilometer lange Strecke macht den Abstieg noch halbwegs erträglich für die Knie.
Um kurz nach zwölf, ich habe 13 Kilometer Strecke hinter mir, erreichen wir die Staumauer. Ab jetzt sind geht es nur noch aufwärts, nach Grandes de Salime. Zunächst machen wir aber eine Pause auf der Terrasse eines Hotels. Es gibt leider nur Getränke, Pincos de Tortilla sind schon aus. Wir sitzen zu viert auf der Terrasse, mit den Madrilenen und wechseln die Sprache wieder von Deutsch auf Spanisch. Hannah hat ein halbes Jahr in Mexiko gearbeitet und ist durch halb Südamerika gereist, spricht daher auch Spanisch. Wir genießen noch eine knappe Stunde, die Aussicht und den Tag bevor wir den Weg fortsetzen. Gegen 15 Uhr erreichen wir Grandes de Salime.
Ich lege in diesem kleinen Ort einen Ruhetag ein. Für Angeles und Pedro war es die letzte von 6 Etappen auf dem Camino Primitivo. Am Abend trinke ich noch ein Bier mit Patschi und Rafa, den beiden Basken. Alle Pilger und Pilgerinnen die ich in den letzten Tagen kennengelernt habe, ziehen weiter und der Kontakt wird wohl abreißen.
Ich habe vielen von Euch die Adresse meiner Webseite gegeben. Claudia, Hannah, Joan, Pierrick, Rafa und Patschi, vielleicht lest Ihr diese Zeilen, schreibt mir wie es war in Santiago de Compostela anzukommen, wenn Ihr mögt an : frankcamina@web.de
Ich wünsche Euch allen einen Buen Camino !
Después de la lluvia viene el sol, como en la vida real. El sol trae temperaturas más altas, así que empiezo la sexta etapa a las 8.20 de la mañana. Poco después de salir del hotel, me encuentro con Claudia, de Barcelona. Va con Jorge, también de Barcelona. Peregrinamos juntos hasta La Mesa. El apagón de finales de abril en la Península Ibérica y la escasez de viviendas en Barcelona son algunos de los temas de conversación de la mañana. Caminamos por una carretera secundaria. El paisaje verde y el cielo azul hacen que merezca la pena ver los alrededores.
Tras algo menos de 4 kilómetros, La Mesa aparece a la vista. Paramos en el hostal para tomar un café o un Aquarius. En el bar me entero de que los próximos 12 kilómetros son pura naturaleza. Ni pueblo, ni bar, ni nada.
Termino mi descanso un poco antes que mis compañeros y me pongo en marcha. Sigue una fuerte subida, de nuevo por una carretera secundaria. Tengo que subir unos buenos 175 metros de altitud y ya empiezo a entrar en calor. Sin embargo, apenas son las nueve y media. En la subida me encuentro con otro peregrino. Iniciamos una conversación en español. Rápidamente me doy cuenta de que la joven no es española. Le pregunto y me encuentro delante a Hannah, de Berlín. Es una oportunidad para que ella y yo volvamos a hablar alemán durante la peregrinación. Así que continuamos juntos el camino.
Un poco más adelante, el Camino desemboca en una pista de tierra. Delante de nosotros se abre el embalse de Grandes de Salime. Es una imagen preciosa, el entorno verde, el cielo azul claro sobre nosotros y el lago azul oscuro en el valle. Poco después, nos encontramos con la simpática pareja de Madrid, Ángeles y Pedro. Les presento a Hannah. Hablamos un poco, pero luego seguimos caminando por separado. Empezamos bajando por un empinado sendero en zigzag. Es el descenso más largo del Camino, con 700 metros de desnivel. El tramo de 6 kilómetros hace que el descenso sea más o menos soportable para mis rodillas.
Poco después de las doce, con 13 kilómetros a mis espaldas, llegamos al muro de la presa. A partir de ahora, todo es cuesta arriba hasta Grandes de Salime. Pero antes nos tomamos un descanso en la terraza de un hotel. Por desgracia, sólo hay bebidas, los pincos de tortilla ya se han acabado. Los dos nos sentamos en la terraza con los madrileños y volvemos a cambiar el idioma del alemán al español. Hannah trabajó seis meses en México y ha viajado por media Sudamérica, así que también habla español. Disfrutamos de las vistas y del día durante una hora más antes de continuar nuestro camino. Llegamos a Grandes de Salime hacia las tres de la tarde.
Me tomo un día de descanso en este pequeño pueblo. Para Ángeles y Pedro, era la última de las 6 etapas del Camino Primitivo. Por la noche, me tomo una cerveza con Patschi y Rafa, los dos vascos. Todos los peregrinos que he conocido en los últimos días se van y probablemente se pierda el contacto.
A muchos les he dado la dirección de mi página web. Claudia, Hannah, Joan, Pierrick, Rafa y Patschi, quizás leáis estas líneas, escribidme cómo fue llegar a Santiago de Compostela, si os apetece: frankcamina@web.de
¡Os deseo a todos un Buen Camino!