Eine Karte und Eindrücke / un mapa y impresiones
Die erste Etappe. Den Beginn hatte ich mir anders gewünscht. Es ist 9 Uhr als ich das Hotel verlasse und es fällt leichter Regen in Oviedo. Ich mache mich trotzdem auf den Weg zur Kathedrale, dem Kilometer 0 des Camino Primitivo. Es dauert dann erstmal eine Zeit bis ich Oviedo verlassen kann. Der Weg ist nicht gut gekennzeichnet und ohne die WanderApp wäre es schwierig geworden. Noch in Oviedo treffe ich den ersten anderen Pilger, einen Franzosen. Wir bemühen uns um eine Unterhaltung in englischer Sprache. So richtig klappt das aber nicht.
50 Minuten nach dem Start oder nach 3,7 Kilometern habe ich Oviedo hinter mir. Die Landschaft vor mir ist grün, die Wolken bleiben grau und hängen tief. Kurze Zeit später treffe ich auf einen Spaziergänger, der mit seinem Stock ab und zu auf die Pflanzen am Wegesrand einschlägt. Er versucht den Weg von Pflanzen, die diesen überwuchern wollen, freizuschlagen. Auch hier fehlen die Hände die den Weg regelmäßig freischneiden. Wir beginnen eine längere Unterhaltung. Der Herr ist in meinem Alter und kommt aus Katalonien. Er hat aber auch eine Wohnung in Oviedo in der er viel Zeit verbringt. Wir reden über den Camino, er erzählt mir, dass in diesem Jahr viele Pilger aus Polen, Tschechien und den USA hier unterwegs sind. Nach 7,2 Kilometern kommt eine kleine Kapelle in Sicht, ich hole mir den ersten Pilgerstempel des Tages und fülle an der Quelle daneben meinen Wasservorrat auf. Danach setzen wir den Weg gemeinsam fort, bis später eine Bushaltestelle in Sicht kommt. Dort verabschieden wir uns. Der letzte Tipp war noch eine Kaffeepause in der Siedlung La Bolquina einzulegen.
Kurz vor dem Kaffee treffe ich wieder auf einen jungen Franzosen, der aber ein gutes Spanisch spricht und so kehren wir gemeinsam auf einen Kaffee ein. Der erste Franzose kommt auch auf einen Kaffee rein und ein weiterer junger Pilger, diesmal ein Spanier. Nach der Kaffeepause laufe ich mit dem jungen Franzosen weiter. In den kommenden Stunden erfahre ich dann mehr über den jungen Mann. Er heißt Pierrick, arbeitet als Spanisch Lehrer, daher die gute Sprache und hat mit seinen jungen 28 Jahren schon die halbe Welt bereist. Lehrer ist er geworden, weil Ihm die spanische Sprache gefallen hat und er zwei Lehrerinnen hatte, die Ihm die Leichtigkeit des Lerners beigebracht haben. Einen Beruf und eine Sprache zu erlernen, ohne sich anzustrengen, perfekt oder ? Es ist sein erster Camino und er ist mit Schlaf- und Rucksack unterwegs.
Die erste Herausforderung des Tages kommt nach 10,8 Kilometern, eine langer Anstieg in dem es 200 Höhenmeter zu überwinden gilt. Es geht teils über Asphalt, an Haupt- und Nebenstraßen und teils durch Waldstücke. Eine herrlich grüne Landschaft, die noch schöner erscheint, als die Sonne sich blicken lässt. Nach 13,6 Kilometern kommt wieder eine kleine Kapelle und wir holen uns den nächsten Stempel. So langsam kommt ein wenig Hunger bei uns auf und wir fragen an einem Haus, ob es in der Nähe ein Restaurant gibt. Nein, kurzfristig nicht, also laufen wir ohne eine Mahlzeit weiter, wir haben aber auch gerade erst den halben Weg hinter uns. Es geht weiter durch kleine Siedlungen, Wald und Wiesenlandschaft und der Fluss Nalon kommt in Sicht. Der Fluss bildete früher die Grenze zwischen Asturien und Galizien. Die Grenze wurde dann aber weiter nach Westen bis zur Ria de Ribadeo verschoben.
Wieder etwas später treffen wir auf den jungen Spanier aus dem Kaffee am Morgen. Er kommt aus Ibiza und Überraschung ist Lehrer, er unterrichtet, genau Spanisch !Zu dritt kehren wir nach 19,5 Kilometern zum Tagesmenü in ein am Weg liegendes Restaurant ein. Der Rest des Weges nach Grado wäre ohne das Donnergrollen und den dunklen Wolken schön gewesen. 2 Kilometer vor dem Ziel zog dann ein Starkregen über uns hinweg, zum Glück fanden wir einen trockenen Platz vor einem Haus. Bei leichtem Regen marschieren wir weiter bis wir um 16:15 Uhr Grado erreichen.
La primera etapa. Esperaba un comienzo diferente. Son las 9 de la mañana cuando salgo del hotel y llueve a cántaros en Oviedo. Sin embargo, me voy a la catedral, kilómetro 0 del Camino Primitivo. Tardo un poco en salir de Oviedo. El camino no está bien señalizado y sin la aplicación de senderismo habría sido difícil. Todavía en Oviedo, me encuentro con el primer peregrino, un francés. Nos esforzamos por mantener una conversación en inglés. Pero no funciona muy bien.
Unos 50 minutos después de la salida, o 3,7 kilómetros, he dejado atrás Oviedo. El paisaje delante de mí es verde, las nubes siguen siendo grises y cuelgan bajas. Poco después, me encuentro con un caminante que de vez en cuando golpea las plantas del camino con su bastón. Intenta despejar el camino de plantas que quieren crecer más de la cuenta. Aquí tampoco hay manos que limpien el camino con regularidad. Entablamos una larga conversación. El señor tiene mi edad y es catalán. Pero también tiene un piso en Oviedo, donde pasa mucho tiempo. Hablamos del Camino y me cuenta que este año vienen muchos peregrinos de Polonia, la República Checa y Estados Unidos. Tras recorrer 7,2 kilómetros, veo una pequeña capilla, me pongo el primer sello de peregrino del día y lleno el depósito de agua en la fuente que hay junto a ella. Seguimos juntos nuestro camino hasta que más adelante aparece una parada de autobús. Allí nos despedimos. El último consejo fue tomar un café en el pueblo de La Bolquina.
Poco antes de la parada del café, me encuentro con otro joven francés que habla bien español, así que nos detenemos a tomar un café juntos. El primer francés también entra a tomar un café y otro joven peregrino, esta vez español. Tras la pausa para el café, continúo caminando con el joven francés. Durante las siguientes horas, aprendí más cosas sobre el joven. Se llama Pierrick, trabaja como profesor de español, de ahí que hable tan bien, y a sus 28 años ya ha recorrido medio mundo. Se hizo profesor porque le gustaba la lengua española y tuvo dos profesores que le enseñaron la facilidad de aprender. Aprender una profesión y un idioma sin hacer ningún esfuerzo, suena muy, muy bien, no ?
Es su primer Camino y viaja con saco de dormir y mochila. El primer reto del día llega tras 10,8 kilómetros, una larga subida en la que hay que superar 200 metros de altitud. La ruta transcurre en parte por asfalto, por carreteras principales y secundarias y en parte por bosques. Un paisaje maravillosamente verde que resulta aún más hermoso cuando sale el sol. Después de 13,6 kilómetros, llegamos a otra pequeña capilla y conseguimos nuestro siguiente sello. Empezamos a tener un poco de hambre y preguntamos en una casa si hay un restaurante cerca. No, no a corto plazo, así que seguimos sin comer, pero sólo estamos a mitad de camino. Seguimos atravesando pequeños pueblos, bosques y prados, y el río Nalón aparece a la vista. Este río era la frontera entre Asturias y Galicia. Sin embargo, la frontera se trasladó más al oeste, a la ría de Ribadeo. Un poco más tarde, nos encontramos con el joven español del café de la mañana.
Viene de Ibiza y, sorpresa, es profesor, ¡enseña español! Después de 19,5 kilómetros, los tres paramos a comer el menú del día en un restaurante del camino. El resto del camino hasta Grado habría estado bien sin los truenos y las nubes oscuras. Entonces, 2 kilómetros antes de nuestro destino, nos cayó un fuerte aguacero, por suerte encontramos un lugar seco delante de una casa. Continuamos la marcha bajo una ligera lluvia hasta llegar a Grado a las 16:15.