Eine Karte und Eindrücke / un mapa y impresiones
Ich hatte ein wenig Respekt vor der Etappe. Schon im Hotel in Grado war von dieser Etappe und dem steilen Anstieg zur Puerta de Palo die Rede. Mit einem Blick auf die Karte war klar, dass es nach Pola de Allande auf den ersten 8 Kilometern einen Anstieg um 600 Höhenmetern geben würde.
Um halb neun verlasse ich das Hotel und nehme mir vor, dass ich den Aufstieg in meinem Tempo machen würde, egal wen ich unterwegs so treffe. Nachdem ich die ersten 500 Meter hinter mir habe, taucht in meinem Kopf die Frage auf, ob es klug war, die Regenjacke im Koffer verpackt zu haben. Dunkle Regenwolken bedecken die Berge vor mir. Ich war auf Sonne eingestellt und bin entsprechend gekleidet. Ich beschließe nicht umzukehren und mich auf den Wetterbericht zu verlassen der Sonne ab dem Mittag angekündigt hat.
Nach der ersten halbe Stunde oder 2,6 Kilometern ist von einem steilen Anstieg nichts zu sehen. Ich habe 90 Höhenmeter gemacht, es geht über einen Trampelpfad an entlang, weiter unten fließt ein Bach. Auch nach 4 Kilometern, also auf halber Strecke ist die Situation unverändert, 160 Höhenmeter liegen mit einem sanften Aufstieg hinter mir.
Nach 5,8 Kilometern erreicht ich eine kleine Oase der Ruhe und Frische. Neben dem Bach, der hier plätschern fließt, steht eine Bank die zur Rast einlädt. Mich zieht es weiter nach oben. Nach 6,7 Kilometern und 90 Minuten Laufzeit, endet der Wald an einer Hauptstraße, die es zu überqueren gilt. Vor mir taucht die amerikanische Pilgertruppe auf. Es geht nicht wirklich steil, dennoch kontinuierlich nach oben.
Nach zwei Stunden erreiche ich den Puerto de Palo. Ich bin 640 Höhenmeter aufgestiegen und befinde mich auf 1.146 Metern Höhe. Hier treffe ich die beiden Basken, Patschi und Rafa. Frank übersetzt auf Baskisch, heißt Patschi, das habe ich von den Beiden am Abend zuvor im Hotel erfahren. Dort hatten wir uns während des Abendessens gut unterhalten.
Andere Pilger kommen über einen Bergrücken hier oben an. Diese sind über die Route 5A, Borres - Berducedo gelaufen. Bei Sonnenschein ist die Route 5A bestimmt ein superschöner Weg. Heute kommen die Pilger aus den Wolken hier oben an und die erhoffte, tolle Aussicht ist im Nebel hängen geblieben wie ich erfahre. Die Wind pfeift heftig hier auf der Höhe und für die Spätaufsteher kommt mehr Sonne.
Die nächsten Meter zu laufen machen jetzt keinen Spaß. Es geht über einen mit Geröll bedeckten Weg abwärts. Die Basken hatten mich gefragt, ob wir zusammen eine Picknickpause machen, so laufen wir jetzt zu dritt weiter. Die Aussicht hier auf der Höhe ist spektakulär. Für diese Ausblicke habe ich den Camino Primitivo ausgewählt. Kurze Zeit später finden wir neben einem landwirtschaftlich genutzten Gebäude, das heute leer steht, einen Platz an dem wir eine Rast einlegen.
Von dort geht es über Trampelpfad und breitere Weg langsam aber stetig bergab. Eine Bar gibt es während der gesamten Etappe nach Berducedo nicht. Nach 5 Stunden ist meine Tagesetappe schon zu Ende. Die beiden Basken müssen noch 4 Kilometer bis La Mesa laufen. Auch die Auswahl der Unterkünfte ist auf dem Camino begrenzt. Wir trinken noch einen Kaffee zusammen und ich laufe zu meiner Unterkunft. Dort habe ich die Gelegenheit zum ersten Mal Wäsche zu waschen und diese bei herrlichem Sonnenschein am frühen Nachmittag zu trocknen.
Eine schöne Überraschung erlebe ich dann noch, als ich mal wieder vom Zimmer zur Sonnenterasse laufen möchte. Ich werfe einen kurzen Blick in den Speisesaal und sehe Pedro und Angeles, das Paar aus den vergangenen Tagen. Sie laden mich ein, mich dazu zu setzen. Die Einladung nehme ich gerne an und wir haben während des Essens wieder eine nette Unterhaltung.
Tenía un poco de respeto por la etapa. En el hotel de Grado ya se hablaba de esta etapa y de la empinada subida a Puerta de Palo. Mirando el mapa, estaba claro que después de Pola de Allande habría un ascenso de 600 metros de altitud en los primeros 8 kilómetros.
Salí del hotel a las ocho y media y decidí que haría la subida a mi ritmo, sin importarme con quién me encontrara por el camino. Después de los primeros 500 metros, me pregunto si fue adecuado meter el chubasquero en la maleta. Oscuras nubes de lluvia cubren las montañas frente a mí. Estaba preparado para el sol y me vestí en consecuencia. Decido no dar marcha atrás y confiar en la previsión meteorológica, que anuncia sol a partir del mediodía.
Después de la primera media hora o 2,6 kilómetros, no hay señales de una subida empinada. He subido 90 metros de altitud, por un sendero, más abajo fluye un arroyo. Incluso después de 4 kilómetros, es decir, a mitad del recorrido, la situación no ha cambiado, con 160 metros de altitud a mis espaldas y un ascenso suave. Tras 5,8 kilómetros, llego a un pequeño oasis de paz y frescor. Junto al arroyo, un banco me invita a hacer una pausa. Me siento atraído hacia arriba. Tras 6,7 kilómetros y 90 minutos de marcha, el bosque termina en una carretera principal que tengo que cruzar. El grupo de peregrinos estadounidenses aparece ante mí. No es muy empinada, pero sigue siendo una subida constante.
Después de dos horas, llego al Puerto de Palo. He subido 640 metros y estoy a 1.146 metros de altitud. Aquí me encuentro con los dos vascos, Patschi y Rafa. Frank se traduce como Patschi en euskera, algo que aprendí de ellos dos en el hotel la noche anterior. Allí tuvimos una buena charla durante la cena.
Otros peregrinos llegan hasta aquí por una cresta montañosa. Habían caminado por la ruta 5A, Borres - Berducedo. Cuando brilla el sol, la ruta 5A es sin duda una ruta preciosa. Hoy los peregrinos llegan hasta aquí por las nubes y la fantástica vista que yo esperaba se ha perdido en la niebla, me entero. El viento sopla con fuerza aquí arriba y hay más sol para los que se levantan tarde ese dia. Los siguientes metros ya no son divertidos. Caminamos cuesta abajo por un sendero cubierto de escombros. Los vascos me habían preguntado si podíamos hacer un picnic juntos, así que seguimos caminando los tres. Las vistas a esta altitud son espectaculares. Elegí el Camino Primitivo por estas vistas. Poco después, encontramos un lugar para descansar junto a un edificio agrícola que ahora está vacío.
A partir de ahí, la ruta desciende lenta pero constantemente por una pista y un camino más ancho. No hay ningún bar durante toda la etapa hasta Berducedo. Después de 5 horas, la etapa del día ya ha terminado. Los dos vascos todavía tienen que caminar 4 kilómetros hasta La Mesa. La oferta de alojamiento en el Camino también es limitada. Tomamos otro café juntos y me dirijo a mi alojamiento. Allí tengo la oportunidad de lavar mi ropa por primera vez y secarla bajo el glorioso sol de primera hora de la tarde.
Me encuentro con una agradable sorpresa cuando salgo de mi habitación a la terraza. Echo un rápido vistazo al comedor y veo a Pedro y Angeles, la pareja de los días anteriores. Me invitan a unirme a ellos. Acepto encantado la invitación y tenemos otra agradable charla durante la comida.